Como cada primer viernes de cuaresma el centro de la vida espiritual, cofrade y de fe se encuentra en la Iglesia de San Pablo. Miles de personas esperan pacientemente la cola para venerar a una de la imágenes que más devoción tiene entre los salmantinos.
Este año el tiempo no acompañó, pero eso no fue impedimento para que los files resguardados en sus paraguas, esperasen en la calle su turno para besar el pie de Jesús Rescatado. Solo unos instantes con él, un cruce de miradas, un beso en ese pie que ha recibido millones de suplicas y agradecimientos. Unos segundos íntimos con una iglesia abarrotada que quedan en el corazón de cada uno y sobre todo, la esperanza de que el próximo primer viernes de cuaresma se vuelvan a mirar a los ojos.
