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Y llegó como llega siempre cada privamera

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Y llegó el Viernes de Dolores, este año más cansados de lo habitual. Cansados de polémicas, disputas, conciertos, actos y cultos durante la Cuaresma. Una cuaresma con un calendario que se queda sin días para tanta actividad. Una actividad que es imposible disfrutar si lo único que se hace es ir corriendo de un lado para otro para poder llegar a todo, cosa que es imposible.
Ya estaba aquí, una Semana Santa que se presentó con buen tiempo y mucho público. Durante los 10 días, el calor en muchos casos ha sido sofocante, ha mermado las fuerzas de todos los cofrades y complicado a los hermanos de carga. Pero las 16 hermandades se han podido lucir en todo su esplendor. En la gran mayoría el calor ha animado a la participación y hemos visto más hermanos de fila lo que ha hecho los desfiles más vistosos. Los hermanos de carga con algunos problemas de falta de hermanos han luchado y sufrido soportando kilos extra pero con ilusión de hacer las cosas bien.
Cosas que mejorar, seguro que muchas. Todos hemos visto desde la acera ese vicio por las nuevas tecnologías que nos impide olvidarnos de ellas incluso cuando se va procesionando, no pueden resistirse a sacar el móvil y captar esas imágenes. Poner cámaras en los pasos para tener imágenes únicas, sin respetar lo que realmente simboliza lo que se lleva sobre los hombros. Esa coordinación de Viernes Santo a la que ya le queda menos para que no tenga ningún problema y cuadrar las cuatro procesiones a la perfección. Hermanos que se van a desayunar, se sientan tranquilamente en la barra mientras se ve como pasa por la cristalera el resto del cortejo y los pasos. Pero sobre todo el afán por figurar, por creerse superior a los demás y por salir en la foto.
Pero todo eso no ha restado pasión y penitencia al resto de cofrades. Que aunque cansados y sufriendo han cumplido sus cometido con ganas e ilusión. Hemos visto como la primera llamada de la Semana Santa la daba la Junta de Semana Santa con motivo de su 75 aniversario, el traslado multitudinario del Cristo de la Liberación, una Borriquita que iba acompañada de cientos de niños de todas las hermandades anunciando que comenzaba la semana de pasión. Que decir del Despojado que levanta pasiones y que atrapa a todo el que lo mira a los ojos o el Perdón que pudo indultar a su preso.
Del Doctrinos y la Universitaria poco que decir por que son estéticamente perfectas, simplemente te dejan sin palabras cuando las ves pasar por Compañía o Libreros. El Señor Flagelado, elegante, perfecto… torero. Con su caminar se te encoje el alma, con ese ritmo lento, sin prisa, abrazándolo en cada paso. Le sigue su madre la Virgen de las Lágrimas que estrenaba candelabros de cola y que dentro de su pena estaba hermosa.
El jueves santo llega con la Agonía Redentora y el Yacente. Multitudinaria salida pero indescriptible momento su subida por Compañía casi en soledad, pudiendo sentirlo y disfrutarlo de cerca. Vía Crucis cada vez más integrado en el barrio y con bonitos gestos al juntarse el paso infantil con Jesús del Vía Crucis a su salida de la Plaza Mayor. El Cristo de la Agonía este año ha sufrido pero ha podido completar su recorrido. Amor y Paz volvió a cruzar el puente cuando caía la noche dejando estampas que perdurarán en nuestras retinas. 
Madrugada de expectación, madrugada de agradecimiento por poder vivir la entrada en Catedral del Pasión, Buena Muerte y Esperanza. Imposible pestañear al ver la imágenes andando por las naves de la Catedral. 
Viernes Santo con novedades, Viernes Santo que casi quedó perfecto y que ajustando horas puede queda muy bien. Descendimiento y Santo Entierro con mucho calor, Huerto que ganó con su cambio de recorrido, Nazareno con visita ilustre del ex-presidente de México y mucha afluencia de hermanos y Rescatado como una de las imágenes de más devoción de la ciudad esperado por miles de fieles.
Con la Soledad llegó el sábado, una procesión que a partir de la Plaza Mayor se rompe, el orden y la compostura que tienen a la salida dan paso a la desintegración viendo un tumulto de hábitos negros sin sentido. Liberación gana cada año en espectadores, el entierro del Señor, castellano y sobrio que acongoja. Con la luz de la tarde llegó el Silencio. Silencio arropado por todo un barrio y por una ciudad. 
Y al tercer día resucitó de entre los muertos y en el atrio de la Catedral se encontró con su madre la Virgen de la Alegría. Momento bonito que gusta a la ciudad pero que por un recorrido lento y con paradas en la procesión conjunta cansa a los participantes y espectadores restándole la brillantez y alegría.
Tenemos una Semana Santa de contrastes y de estilos que atrapa y que gracias a la ciudad se engrandece aun más. Aprendamos de los errores y trabajemos juntos por mejorar.  Una Semana Santa que gracias a la música de nuestras bandas nos llega más al corazón. Una Semana Santa en la que la implicación de miles de cofrades hace que sea grande. Demos a cada uno el lugar que se merece.
Ahora llega el momento de recordar miles de momentos, de imágenes y de historias. Pero ya pensando en la del 2018, una Semana Santa que llegará con muchos sueños y esperanzas de nuestras hermandades. Una Pasión que cumplirá el sueño azul de ver a la Caridad en la calle, el deseo de que el Rosario tenga su rama penitencial y sobre todo que la armonía. compañerismo, cordialidad, …. sea la seña de identidad de nuestra Semana Santa.
Feliz Pascua a todos
Miriam Labrador

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